Vagi bé!: SIN PARAR...

Madrid 2 Enero 2011: Encuentro de las familias

Un viaje express. Cogemos el avión el sábado 1 las 17:40, o sea, que a las 16:30 ya nos estábamos yendo de casa pero, como siempre, problemas porque alguien no encuentra la documentación… al final llegamos al aeropuerto, sin haberla encontrado, y nos ponen pegas, aunque tenemos fotocopia del DNI nos dice que le hace falta el original para lo del descuento de residencia… Pasamos, estamos en la zona del control y suena el megafonillo: Última llamada URGENTE para los pasajeros del vuelo ______ con destino Madrid. ¡Somos nosotros! Estoy de los nervios, cojo mis cosas (collar, reloj, mochila), me las vuelvo a poner, cojo también la bandeja de Ana, la de Mamá, la de Aurora ¿por qué les pita el detector? Y papá: Marta, tranquila. ¿Tranquila, yo? Finalmente nos subimos al avión. Me siento con las dos peques, Juan, María y Auri delante; papá y mamá al lado. Empezamos a despegar, Teresa y yo vamos comentando la subida porque Ana parece un poco asustada: ¡mira la casa payesa! ¡Parecen hormiguitas! ¡Guau, mira las nubes, dan ganas de tirarse encima y saltar! Al aterrizar lo mismo. Llegamos al aeropuerto sobre las 19h. En el avión hacía bastante calor y en el aeropuerto también, todas tenemos la cara colorada. Paseo por el aeropuerto para llegar al metro (como todos hemos hecho cuando teníamos su edad, la peque se emociona con las pasarelas mecánicas y las escaleras y hace el tonto). Llegamos al metro, subimos corriendo no vaya a ser que alguien se quede fuera (se oyen comentarios: Marta, tranquila jajaja parezco una mamá osa, no dejo de controlar que estemos todos, las peques, Juan…). Hacemos un par de trasbordos para cambiar de línea (los que hemos cogido algún metro antes explicamos a las peques cómo funciona). Llegamos a las Puertas de Toledo para estar al lado de la Paloma donde haremos la misa con el Sr.Obispo y con José, y nos vamos al bar del hotel con el mismo nombre. No como nada: no es más caro porque si no los denuncian por robo. Papá y yo nos vamos yendo a la Paloma mientras los demás terminan de cenar pero nos equivocamos de puerta y cuando volvemos a la otra, los demás ya están allí jajaja. La misa era a las 20:30, son las 20:45 y el Obispo todavía no ha llegado (yo no conocía esta faceta de retraso por parte del Sr. Obispo, debe ser que se le está pegando algo de nosotros jajaja). Hacemos la eucaristía como podemos (a alguien se le ocurrió cambiar las cuerdas de la guitarra justo antes de empezar la misa ¡qué brillante idea! O sea, que muy desafinada pero cantamos igualmente, villancicos y otros). En la homilía el Sr. Obispo habló de la familia, de acuerdo con nuestro viaje, de la tradición de la visita al niño recién nacido y se alegró que estuvieramos allí con él, ya que había obispos que habían ido solos, sin ningún fiel de su diócesis. Anécdotas de la eucaristía: el Obispo nos pregunta si cantamos el Credo (jajaja), estábamos en la sala donde enterraron al párroco de allí hacía un par de ¿años?, no recuerdo, habían unos polacos que el marido entendía un poco de inglés (una chica de allí le iba traduciendo todo). Al terminar la misa aparece Mauricio por allí. Saludos. Cuando salimos nos dicen si vamos a tomar algo por allí, que van a venir Carlos, Bea y la niña. He aquí el dilema: ¿vamos con ellos o nos quedamos en la casa donde nos acogen? Preguntamos a David (el chico que nos acoge en su casa) si han preparado algo de cenar:

-Si...

-Ah, pues entonces vamos a casa - decimos todas a coro

-Pero no es nada, es una sopa y después hay varias cosas que no están hechas porque es lo que vosotras queráis. No os preocupéis, podéis iros y cuando acabéis me dais un toque y vengo a buscaros …

Al final decidimos irnos. Estamos todo el camino hacia el “museo del jamón” y toda la cena arrepintiéndonos de la decisión. Tendríamos que habernos ido a casa. En primer lugar, no había sitio así que cenamos las peques, Juan, María y yo y todos los demás que nos acompañaban se quedaron arriba tomando un bocadillo (Carlos y Bea no habían llegado) y en segundo lugar, nos atendieron fatal. Cuando salimos de cenar ¡sorpresa! Allí estaban Carlos y Bea con Andrea. ¡Qué mona que es! Bea baila con ella el hey bugi bugi. Nos vamos para la Almudena donde nos recoge David, llegamos a su casa, conocemos a su mujer y nos vamos derechitas a la cama. ¡Qué calor! Paso una noche bastante movida: calor, alergia, tortícolis, sueños raros y cansados (uno de ellos tenía algo que ver con la Almudena y con Rouco, algo así como que en teoría lo conocíamos de toda la vida y era su cumple, así que le hacíamos un regalo pero no estaba allí para entregárselo así que lo buscamos por todos los pasillos, de aariba a abajo y no lo encontrábamos,...) Así son las peregrinaciones ¿no? Eso sí, una sensación desconocida hasta el momento: cuando me meto en la cama, ¡las sábanas están calientes y no frías! Eso en Ibiza no pasa nunca (por la humedad que se cuela en todas partes…) Al día siguiente nos preparan un super desayuno (como preparasen todo eso ayer para la cena también…): croissants, magdalenas, cereales, tostadas, yogures (¡de pera, de piña! Parecemos de pueblo sorprendiéndonos con los sabores que nunca habíamos visto. Claro, son Hacendado, del Mercadona, que todavía no hay en Ibiza…). A las 9:30 hay que estar en las Puertas de Toledo, salimos de casa a las 9:30, jajaja. Cuando llegamos (9:45) ya hay bastante gente pero se van a ir andando así que nosotros nos vamos en metro hasta Alonso Martínez para, desde allí, ir andando hasta Colón. Llegamos y… ¡ya está allí Andrea! Y ya no paramos con la niña hasta que nos vamos. Saludamos (bueno, Aurora saluda) a gente de Murcia. Yo veo a una familia de Barcelona que conocí en Medjugorje. Hay mucha gente, como siempre. De la eucaristía… no me enteré mucho, la verdad, pero la iba siguiendo, cantando, dando palmas… Acaba la misa y nos vamos hacia el coche, aparcado en la calle Hermanos de Pablo, creo que Andrés lo aparcó ahí a propósito jajaja. Antes de irnos tomamos algo de comer en el bar de esa misma calle. Nos vamos para Valencia. Durante el camino de vuelta intentamos dormir. No funciona. Así que me pongo a cantar lo que se va oyendo en la radio, hago fotos al paisaje, intento hacer fotos a los carteles (imposible jajaja), fotos a los que duermen,… Llegamos a Valencia, “directos” al puerto (dimos 20.000 vueltas) y vamos a sacar las tarjetas de embarque. Como no, pegas. Otra vez lo del DNI y la residencia, que las reservas están para cuatro personas y sólo hay tres así que no nos la pueden dar (Aurora iba en bus con David porque no cabían en el coche),…

Papá, como siempre, lo soluciona diciendo que muy bien, que anule la reserva y que le saque billete a billete allí mismo (creo que la chica pasa de tener que poner ahora todos los DNI y nos da las reservas). Llegan Pablo y Claudia al puerto con el niño. ¡Nos lo comemos! ¡Cómo ha crecido! ¡Y ya tiene cejas! Jajaja Está un poco pachucho, cansado y con hambre así que no lo tenemos mucho rato (lo cogió Pablo y se quedó frito). Es la hora de embarcar y Aurora todavía no ha llegado… De repente escucho: Marta, ¿qué pasa que si yo no te saludo ni caso? (o algo así jajaja) Me giro y es Dani Santana, de Mallorca. ¡qué pequeño es el mundo! Subimos al barco, vamos a buscar los camarotes y entonces llega, por fin, Aurora. Cenamos y a la cama. A las 1:30 aporrean la puerta. ¡Qué pesados! Pasamos de todo y seguimos durmiendo. A las 2 si que nos levantamos, nos preparamos y nos vamos. Bajamos del barco (Dios, como se nota que ya estamos en Ibiza, ¡qué fresquibiri!) y menos mal que está ya José Lacarra, que nos lleva a casa. Llegamos a casa y todos a la cocina, a beber agua, un vaso de leche… Nos vamos a dormir a nuestra querida cama. ¡Nooo, qué frías están las sábanas!

Vagi bé!